domingo, 4 de noviembre de 2012

ESCUCHANDO A JAIME DAVALOS

ESCUCHANDO A JAIME DAVALOS
Poemas de Juan Carlos Dávalos y Jaime Dávalos


Lo conocí una noche de Semana Santa en casa de Julia en línea, su hija, cuando entre vaso y vaso de vino asaba unos pescados que había traído desde Zárate, donde vivía. Recuerdo que desde el primer momento lo que más me impresionó en él fue su captación emocional, su capacidad de sentir hasta los íntimos matices de la vida humana, aún aquellos que a la mayoría de nosotros se nos escapan tan a menudo, que nos acostumbramos a vivir sin ellos; para Jaime, en cambio, todos los objetos, humanos, animales o inmóviles son motivo de observación y de esa observación saca palabras que dejan silenciosos a los que le rodean, como si súbitamente, en su lugar, hubiera aparecido una fuente y todos se dedicarán a contemplarla.
En nada se vuelca tanto la vivencia del poeta como en el vino; andando con Jaime, ya sea en un estudio de grabación como en la punta de la colina donde va a estar su casa, en Salta, se acaba por comprender la profunda relación entre el hombre y este liberador del espíritu, que Jaime toma sólo cuando está en compañía; el vino, según él, es un "cordializador", sólo vale en presencia de amigos. Y en las noches largas de los cerros, cuando el viento que sopla de la cordillera cierra el mundo y lo reduce a la rueda de hombres que bebe y charla alrededor de la mesa, se entiende con claridad lo que apenas puede adivinarse en nuestra Buenos Aires movediza y cambiante: que el sentido de la vida debe ser buscado dentro de nosotros mismos y no esperar que, de afuera, alguien nos dé la fórmula para alcanzar la felicidad. Y allí es donde el vino nos permite mostrarnos y volcarnos enteros, pero con Jaime tanto da un vaso ante un público de micrófonos y consolas de grabación como uno acerca de "su pozo" de donde saldrá el agua para la casa salteña y agreste.
A Jaime no se lo puede juzgar: se lo quiere, simplemente. A lo largo de los encuentros, mientras conversábamos este disco bajo la música de Eduardo Martínez, fui comprendiendo que había una sola forma de reflejarlo fielmente: dejarlo libre, hacer que su personalidad pudiera fluyendo a través de los poemas de su padre y propios, a través de esos comentarios a manera de prólogo que nunca son iguales, porque lo que piensa Jaime es tan inasible como el aire de sus veranos salteños o un canto de baguala en la lejanía. En las grabaciones, Martínez fue improvisando su acompañamiento, siguiendo ese hilo de ideas, invisible pero siempre presente tomando a veces como base temas clásicos, y en otras música popular argentina, transformando en notas lo que no estaba escrito en ninguna parte pero todos sentían. En los intervalos la conversación de Jaime ubicaba los poemas, definía personajes, relataba anécdotas, citada a a Vinicius de Moraes, a Neruda, a Shakespeare. Hubiéramos querido registrarlo todo... pero no es posible.
Escuchando los poemas aparece ante nosotros la imagen de un hombre ya legendario en Salta y reconocido como gran figura literaria en el país y el exterior: Juan Carlos Dávalos. El largo de su hijo la emoción del encuentro con el letrador manco, el recuerdo de las andanzas en su atronador Ford o la irónica semblanza de "los chivos" cobran unapresencia de notable vitalidad y definición; al mismo tiempo, se extiende una sensación de bondad y frescura, puesta de manifiesto en su "Meditación en la cumbre del San Bernardo", que no se cansaba de subir, y que para sus hijos era tanto un escalar físico como un adiestrarse en el paisaje. En los poemas del propio Jaime la fuerza del Nuevo Continente y de su tierra afloran, como en "Suramérica" o "José Hernández" con un vigor arraigado en un único pero total compromiso: el del ser humano.
Linaje de poetas el de los Dávalos. Cuando vemos a Arturito, hijo mayor de Jaime, vibrar con las poesías de su abuelo en boca de su padre, o empuñar la guitarra, intuimos que el árbol de la copla seguirá floreciendo.
Miguel Smirnoff

No es fácil hablar de Jaime Dávalos. Este admirable poeta, este juglar, este escritor personalísimo a quien admirábamos desde hace mucho tiempo a través de su inspirada contribución al cancionero más alto de nuestro folklore, de sus libros, artículos, etc., llegó un día a RCA Víctor y, cuando lo tuvimos frente a frente, oímos su voz, sus palabras, sus dichos, comprendimos que ése era un día de suerte para nosotros. Esa admiración y respeto acumulados a través de los años se acrecentó aún más.
Jaime Dávalos es siempre poeta; nunca deja de serlo. Su cautivante conversación, su profunda y musical voz, ya nos hacen emocionar. Desde el primer momento uno siente que es amigo de Jaime. Aún que ya lo sea en espíritu desde hace tiempo al conocerle, oír, estrechar su poderosa mano, comprendemos que estamos frente a un ser excepcional, profundamente humano, que ama al hombre, la naturaleza y que su fuerte personalidad se trasunta en todo lo que hace: recitar, escribir, relatar o hacernos reír con su incipiente ingenio y su sana y sensible camaradería. Pensamos en Walt Whitman. .. En ese primer encuentro, donde se habló de Paul Valery, Jacques Prevert, César Vallejo, Juan Carlos Dávalos -su amado padre- de la máquina que lentamente quiere dominar al hombre -a algunos hombres-, comprendimos que el lenguaje de Jaime Dávalos es universal e intemporal. Esos hombres, que son muy poco lamentablemente pero que por fortuna existen, ¡y vallas y Jaime existe!. Su conversación es un vino bienhechor que nos va envolviendo y, por momentos, nos lamentamos no tener un grabador con nosotros para registrar todo cuanto Jaime dice, así libremente, pues cada charla con nuestro poeta tendría que ser grabada, y ahora recordamos que hace poco, el famoso recital de referencia de ellos, que cumplían 20 años de canto todo lo que dijo Jaime Dávalos en ése escenario del Teatro Victoria, y que por suerte el disco registró, no hace sino confirmar lo manifestado.
Y hablando de discos, RCA Víctor tiene el orgullo de presentar este recital de poemas de Juan Carlos Dávalos y de su hijo Jaime, en la voz del nuestro artista. Disco valioso que se grabó en un ambiente de plena camaradería, casi como una charla de las citadas más arriba, y en donde Jaime estaba al recitaba -como sólo él sabe hacerlo- esta selección de poemas que recoge el disco, gran invento indudablemente, en el que cada escucha puede tener a un Jaime Dávalos para él sólo, íntimo, comunicativo, sensible y único.
G. S. A.


ESCUCHANDO A JAIME DAVALOS
Poemas de Juan Carlos Dávalos y Jaime Dávalos
RCA CAMDEN CAL-3147

01. LA MUERTE DEL TORO - Improv. sobre tema de vidala
02. MI FORD - La Salteña de Quijano
03. EL LEÑADOR - Improvisación
04. LA FLOR DE HILOLAY - Variac. sobre música de Tárrega - La Salamanca, de Arturo Dávalos
05. LA MUERTE DEL LAUREL - Improvisación
06. LOS CHIVOS - Tema de gato
07. EL CRESPIN - El crespín. de Arturo Dávalos
08. MEDIATACÖN (En la Cumbre del San Bernardo) - Improvisación sobre tema de De Visée
09. EGLOGA (A Federico Hebber) - Estudios de Carotti)
10. EL NACIMIENTO DEL VINO - Timpos de Vidala
11. GREGORIO GUANCA - Tema de Carnavalito
12. SURAMERICA
13. TATA PUCA - Improvisación
14. LA BAGUALA - Improvisación
15. José Hernández - Vidala
16. ELEGIA
17. DESTINO - Estudio de Sor
18. LA CALANDRIA - Improvisación

http://bit.ly/SJSrbN

Aporte de Martín Iparraguirre

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