miércoles, 26 de octubre de 2011
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martes, 25 de octubre de 2011
La Casona del Molino
Un lugar tradicional en la noche salteña
La Casona del Molino es el rincón salteño donde se encuentran los amigos, las guitarras y los bombos para disfrutar de una verdadera peña, expresión de nuestras costumbres.
Templo de la tradición
La puerta de Luis Burela 1 está cerrada, pero se escucha algo del bullicio interior. Ni bien la abrimos, el espíritu de la casa nos envuelve.
Es temprano y hay algunas mesas ocupadas aquí y allá. Las fotografías, especialmente de poetas salteños como Manuel Castilla, los cuadros colgados en las paredes, la barra de madera, en cada ambiente se respira la peña salteña, encuentros poblados de guitarras y folclore hasta el amanecer.
Nos reciben Maximiliano “Amarillo” Witte, al frente de la casa hace 2 años y medio, y Sebastián, más conocido como el Flaco. Nos confiesan que la noche anterior se quedaron guitarreando Juan Falú y Gerardo Núñez hasta entrada la madrugada. Ese es el espíritu de la casona.
Fue construida a fines del año 1671 por un tal José Antonio Giménez Arias. Por ese entonces, había un almacén de ramos generales, donde funcionaba el molino. Por el año 1762 pasó a ser mercado artesanal, curtiembre y venta de chicha y especies, más conocidas como "chicherías".
A fines del siglo XVIII, un italiano llamado Enrico Mosca arrendó los molinos y parte de las tierras. Al vislumbrar la prosperidad del negocio llamó a sus hermanos, entre ellos Domingo, quien habitó la casona y la hizo funcionar principalmente como posta de carruajes.
Templo de la tradición
En las luchas por la independencia fue escenario de la victoria de Zapala, militar de Güemes, y sirvió de abastecimiento para las tropas patrióticas.
Mientras escuchábamos la historia y saboreábamos unas suculentas empanadas de charqui, se empezaron a sentir los primeros acordes y la casa revivió, como cada noche, su tradicional magia.
Avelino
Pronto, a las guitarras se les sumaron un bombo y un cajón peruano. El cancionero circulaba por las mesas con las entrañables canciones del folclore argentino que todos entonábamos sin importar la afinación. Son las letras que ha ido recopilando con cuidado en un cuaderno Avelino.
Avelino es un “gringo” que adoptó esta tierra y su cultura con el alma. En 1996, después de un breve paso por Atacama, llegó al norte argentino. En ese momento, no pensaba dejar su mochila hasta que una noche pasó por la Casona. Después de un viaje familiar a su Inglaterra natal, se despidió de su pub y embarcó sus libros y su piano, decidido a radicarse en Salta.
Templo de la tradición
Enamorado del folclore, apasionado de la chacarera y el tango, fue quedándose poco a poco en la casona. Hoy vive en una pieza del solar y ya no toca el piano porque la burocracia y la aduana le hicieron perder el contenedor con sus tesoros y “el que hay en la casona es leña", sentencia.
Uno lo va encontrar yendo de mesa en mesa, saludando a los amigos, siempre con su sombrero puesto y fumando cigarrillos negros, pidiendo que en la peña se toque su canción favorita: La Viuda de Manuel Castilla y Cuchi Leguizamón.
Templo de la tradición
Acompañadas por Avelino y otros salteños, disfrutamos de una auténtica peña hecha a pura improvisación. Nos fuimos cerca de las 3 de la mañana, con la sensación de haber compartido una fiesta folclórica con amigos.
Textos y Fotos Karina Jozami
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Etiquetas: Varios - La Casona del Molino
lunes, 24 de octubre de 2011
DE REGRESO...
Pero este viaje también me dejó una experiencia preocupante: hace unos días comentaba en el minichat algo así como " si quieren folklore en el NOA, bájenlo de vocesdelapatriagrande, porque aquí no lo van a escuchar en las FMs". Y cada día que pasaba confirmaba esta impresión, la absoluta ausencia de nuestra música en aquellas regiones de donde es oriunda. Y, especialmente en la Puna, la cumbia es ama y señora del éter. Ni rock nacional, ni baladas, ni folklore del berreta (Uds. saben de cual hablo) ni nada más que cumbia. Más al sur, y al menos en las capitales, se puede encontrar un poco más de variedad, pero nuestro folklore está absolutamente ausente. Tengan por seguro que en Comodoro Rivadavia se escucha mucho más que en nuestro Norte (aquí hay una radio, "Punta Borja", dedicada al folklore; otra, "Raíces", que alterna folklore con tango, boleros, etc.. y puede escucharse algo más en otras emisoras)
Un panorama realmente preocupante y que no veo como puede revertirse si no es con muchos años de educación. No hay ley que pueda imponer el buen gusto....
Esta experiencia terminó por convencerme de que tienen razón los amigos que me dicen lo importante que es el trabajo de mantener este blog, y que yo tomaba como una exageración: si no multiplicamos los archivos y los difundimos en todo ámbito que podamos, esta música está destinada a perderse, irremediablemente. La Fonoteca Nacional no deja de ser una expresión de deseos y la legislación sobre Propiedad Intelectual no colabora para nada, al impedir la difusión libre de material que las discográficas no editan, y se tornan inconseguibles. (Yo opino que la propiedad debería caducar y pasar a dominio público si una obra no se edita durante un período determinado de tiempo)
Por esto también les aviso a los compañeros "bloggeros" que voy a tomar cuanto pueda de sus respectivos blogs para publicarlo aquí (como siempre, indicando la fuente), y los invito a que hagan lo mismo con lo que yo publico: multiplicar es la clave....
También les pido que hagan un pequeño esfuerzo adicional, y cuando publiquen material de discos incluyan toda la información relevante, escaneando las portadas con definiones mínimas de 1000x1000, para poder extraer los textos que contengan, autores, fechas, etc.; y que los nombres de archivo incluyan siempre el nombre del intérprete (no solo el título). En otras palabras, que publiquen, como mínimo, lo que publico yo, y si pueden mejorarlo, en buena hora.
Y ahora manos a la obra, que ya tengo listo el primer trabajo para reanudar la actividad.
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