Eduardo Falú
UNA VOZ Y UNA GUITARRA
Alguna vez refirió Abel Fleury, aquel gran concertista de guitarra desaparecido en plena madurez creadora, que en cierta oportunidad fue invitado a asistir a una fiesta ofrecida en su bodega por un industrial sanjuanino. Naturalmente, todos los concurrentes esperaban que Fleury les regalase los oídos con las armonías de su magnífico arte interpretativo. No se hizo rogar. Su cordialidad lo llevó rápidamente a ponerse en contacto con las cuerdas, de las que fue extrayendo la magia de una música fascinante. Entre sus oyentes se incluían dos peones del establecimiento, vestidos con ropas de trabajo. Se cuchichearon no sé qué observaciones y uno de ellos, con visible esfuerzo para vencer su timidez, se aproximó a Fleury preguntóndole:
-¿No canta, señor?
-No -respondió el artista- No hago otra cosa que tocar.
Entonces el muchacho se volvió adonde estaba su compañero y le comentó en tono compungido:
-Lástima que el hombre no sea completo. . .
De Eduardo Faúl, en cambio, habría dicho, con su curiosa manera de pensar, que no le faltaba nada. Si es un eximio vihuelista, capaz de internarse sin peligro en terrenos más comprometidos que los del género popular, como cantante lo caracteriza su profundo, grave registro de voz viril, en la que, sin embargo, se advierte una honda ternura que es, en definitiva, lo que reclaman casi siempre las composiciones folklóricas en cuanto traducen el alma diáfana de las criaturas apegadas fervorosamente a la madre tierra.
"UNA VOZ Y UNA GUITARRA", el disco de larga duración con que MUSIC-HALL enriquece sus colecciones, constituye una cabal expresión de la doble cualidad de Falú como ejecutante del instrumento convertido en símbolo de nuestra más auténtica tradición lírica, y como coplero de las sentidas endechas de zambas y vidalas o de las leves travesuras de las chacareras. Da aquí, además, su propia versión de algunas piezas clásicas, incorporadas para siempre a nuestro acervo nativo, como es el caso de La López Pereira y Vidala del Regreso, si es que Zamba de la Candelaria no merece ya el honor de figurar en la lista de las consagraciones inamovibles.
Por otra parte, Falú aparece también en su condición de autor. Fuga de sol, Temas de gato y Preludio y danza proponen su acendrada inspiración en los motivos del paisaje humano y físico de la patria, de igual modo que ratifican sus recursos técnicos y su admirable dominio de los secretos del sonido. En síntesis, pues, sobran razones para afirmar, más allá de la fácil hipérbole o del explicable arrebato que suscitan sus virtudes, que Falú asume plenamente en este long-play la imagen de una portentosa ductilidad para adaptarse a las exigencias extremas del arte guitarrístico y darle a su palabra ese acento que parece el mismo espíritu de la idiosincrasia criolla.
LUCILO CACERES-¿No canta, señor?
-No -respondió el artista- No hago otra cosa que tocar.
Entonces el muchacho se volvió adonde estaba su compañero y le comentó en tono compungido:
-Lástima que el hombre no sea completo. . .
De Eduardo Faúl, en cambio, habría dicho, con su curiosa manera de pensar, que no le faltaba nada. Si es un eximio vihuelista, capaz de internarse sin peligro en terrenos más comprometidos que los del género popular, como cantante lo caracteriza su profundo, grave registro de voz viril, en la que, sin embargo, se advierte una honda ternura que es, en definitiva, lo que reclaman casi siempre las composiciones folklóricas en cuanto traducen el alma diáfana de las criaturas apegadas fervorosamente a la madre tierra.
"UNA VOZ Y UNA GUITARRA", el disco de larga duración con que MUSIC-HALL enriquece sus colecciones, constituye una cabal expresión de la doble cualidad de Falú como ejecutante del instrumento convertido en símbolo de nuestra más auténtica tradición lírica, y como coplero de las sentidas endechas de zambas y vidalas o de las leves travesuras de las chacareras. Da aquí, además, su propia versión de algunas piezas clásicas, incorporadas para siempre a nuestro acervo nativo, como es el caso de La López Pereira y Vidala del Regreso, si es que Zamba de la Candelaria no merece ya el honor de figurar en la lista de las consagraciones inamovibles.
Por otra parte, Falú aparece también en su condición de autor. Fuga de sol, Temas de gato y Preludio y danza proponen su acendrada inspiración en los motivos del paisaje humano y físico de la patria, de igual modo que ratifican sus recursos técnicos y su admirable dominio de los secretos del sonido. En síntesis, pues, sobran razones para afirmar, más allá de la fácil hipérbole o del explicable arrebato que suscitan sus virtudes, que Falú asume plenamente en este long-play la imagen de una portentosa ductilidad para adaptarse a las exigencias extremas del arte guitarrístico y darle a su palabra ese acento que parece el mismo espíritu de la idiosincrasia criolla.
Eduardo Falú
UNA VOZ Y UNA GUITARRA
Music Hall 70239
01. AL DEJAR MIS MONTAÑAS - Zamba - Polo Giménez
02. ALGARROBO ALGARROBAL - Vidala chayera - J. C. Ponferrada, Recopilación: Lia Cimaglia Espinosa
03. FUGA DEL SOL - Tema andino - Eduardo Falú
04. ZAMBA DEL TIEMPO SOLO - Zamba - F. Berro, E. Falú
05. VIDALA DEL REGRESO - Vidala - Ricardo Rojas, M. Gómez Carrillo
06. ZAMBA DE LA CANDELARIA - Zamba - J. Dávalos, E. Falú
07. REZANDO - Estilo - Adolfo Gasparino, B. Luna
08. SAN CARLOS - Zamba - J. Dávalos, E. Falú
09. TEMAS DE GATO - Zapateo - Eduardo Falú
10. LA LOPEZ PEREYRA - Zamba - Andrés Chazarreta
11. PRELUDIO Y DANZA - Eduardo Falú
12. ZAMBA DE UN TRISTE - Zamba - J. Dávalos, E. Falú
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