Alberto Merlo - SEMBLANZA SUREÑA
EL SUR
Sin que nadie pueda fijar su data, ni demás factores originantes, hace ya muchos años que se denomino música sureña * , dentro de lo argentino nativo, a un cierto número de ritmos y versificaciones que cunden en una amplia zona de la República que, sin mucha precisión, podríamos considerar integrada por la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y Entre Ríos, este de La Pampa con algunas prolongaciones más allá del Río Negro. Este anonimato folkloriza la denominación.
Zona de grandes distancias, de horizontes que siempre se alejan, en un principio sólo señoreadas por el ranquel y el puma, hasta que Don Pedro de Mendoza dejara germinar libremente el ganado vacuno y caballar, dando origen a otros dos señoríos: el del toro y el padrillo, que en un tropel de pezuñas y relinchos entre alaridos de pampas, ecos lejanos del valeroso Arauco, fueron templando la tierra y el aire sureños.
Esta zona, planicie por excelencia, su clima, su amplitud, la prolongado lucha que demandó su defensa y ulterior conquista, dieron un tipo de Argentino netamente diferenciado, excelente jinete, diestro en el manejo de su arma-herramienta, el cuchillo, duro con la lanza, acariciador con la guitarra y con el menor grado de influencia, dentro de los argentinos, de las Repúblicas hermanas que nos circundan.
Este hombre sureño. o surero como suele autodenominarse, tuvo su canto, y de este canto ALBERTO MERLO ha elegido cuatro Milongas, dos Huellas, tres Triunfos, dos Cifras y un Estilo.
LOS TEMAS
LAS MILONGAS
Peón de campo. De A. Yupanqui, pintura exacta, un tanto triste tal vez, pero llena de la magia que el autor deja estampada en sus obras.
Del pasao. De Gayo Luna, llanto por un tiempo y costumbres perdidos.
Cachirleando. De E. Uzal y Verón; tema alegre, especie de autorretrato de un paisano entre zocarrón y altanero, que pide un "barato" y canta.
El automóvil. De Evaristo Barrios, chispeante apreciación que un hombre de campo hace del epónimo, con una gracia intencionada pero no grotesca, y que nos acerca un instante al imborrable recuerdo de Estanislao del Campo.
LAS HUELLAS
Dos Huellas ha elegido ALBERTO MERLO en esta ocasión:
Soy de Arbolito. de Abel Giménez, un canto al pago natal y Pa' Dolores del mismo ALBERTO MERLO con el autor
de esta nota, cuyo tema e íntimo deseo los forman un viaje en galera y la esperanza de que no se pierdan en el olvido las cosas que hacían a ese tipo de viaje.
LOS TRIUNFOS
De Miguel Brascó: La Vuelta de Obligado, agua fuerte histórica que narra la batalla del nombre entre la Armada Aliada y las fuerzas al mando del General Mansilla.
De nuevo MERLO se acoyara conmigo en la producción con el Triunfo El Rincón de López, también como el primer evocativo, sino de un hecho, de un sistema de vida, en una de las estancias más viejas de la Provincia de Buenos Aires que allá por el año 1750 se dedicaba "a la vaquería, y en oportunidades frenaba el avance de los salvajes, haciéndose fuerte en las costas del gaucho río Salado.
De Mario Arnedo Gallo, una de sus inclusiones, por así decirlo extra-santiagueñas, es El Triunfo de los Varones.
LAS CIFRAS
Del Charrúa (Gualberto Márquez) con música de René Ruiz, se alza un Galpón de Estancia, custodiando un pedazo de historia campera con su estiba de costumbres, y que por lo que me han contado mis mayores, no sería difícil que hubiera sido el de la estancia de Fernández de Cieza, en el Partido de Marcos Paz, donde él supo ser mayordomo por el año 1920.
Sin ser exactamente una cifra, pero con el ritmo y rasgueo de tal, MERLO hace un relato de Mi ahijadito el Regalón, tema festivo de Evaristo Barrios.
ESTILO
Uno solo, pero para muestra basta un botón. Poncho Castaño se llama, y sintetizando, es la historia que de un poncho hace su dueño y su entrega como regalo de despedida a una mujer, dando la impresión que más que el poncho, le entrega el alma. Pertenece a J. Rial.
ALBERTO MERLO
Hombre de campo; fundamentalmente las dos cosas. Dentro del canto, bagual sin tropa. Canta lo que le gusta. Y lo que le gusta es por que lo siente; lo comprende y lo lleva dentro de sí, indestructiblemente, como su infancia en el campo. Su canto está consustanciado con su enfoque de la vida, por eso es auténtico. Sereno de aspecto y procederes, sin extravagancias innecesarias ni búsqueda afanosa de llamar la atención. Canta por que para eso vino él al mundo, sin la meta mezquina del aplauso o el dinero; por que el canto está en él, íntimamente ligado, como la sangre a la herida o la luz a la idea.
En este disco vuelve a recorrer el camino del compositor con un Triunfo y una Huella, y en ambos casos los cánones tradicionales son respetados estrictamente, y el clima musical es sureño, inneglablemente sureño, con la simpleza no exenta de altivez, pero sí de balandronadas, que constituye la médula y el nervio del hombre del sur que no necesita llevar una cruz en el pecho porque la tiene en el cielo.
Osvaldo R. Andino AlvarezZona de grandes distancias, de horizontes que siempre se alejan, en un principio sólo señoreadas por el ranquel y el puma, hasta que Don Pedro de Mendoza dejara germinar libremente el ganado vacuno y caballar, dando origen a otros dos señoríos: el del toro y el padrillo, que en un tropel de pezuñas y relinchos entre alaridos de pampas, ecos lejanos del valeroso Arauco, fueron templando la tierra y el aire sureños.
Esta zona, planicie por excelencia, su clima, su amplitud, la prolongado lucha que demandó su defensa y ulterior conquista, dieron un tipo de Argentino netamente diferenciado, excelente jinete, diestro en el manejo de su arma-herramienta, el cuchillo, duro con la lanza, acariciador con la guitarra y con el menor grado de influencia, dentro de los argentinos, de las Repúblicas hermanas que nos circundan.
Este hombre sureño. o surero como suele autodenominarse, tuvo su canto, y de este canto ALBERTO MERLO ha elegido cuatro Milongas, dos Huellas, tres Triunfos, dos Cifras y un Estilo.
LOS TEMAS
LAS MILONGAS
Peón de campo. De A. Yupanqui, pintura exacta, un tanto triste tal vez, pero llena de la magia que el autor deja estampada en sus obras.
Del pasao. De Gayo Luna, llanto por un tiempo y costumbres perdidos.
Cachirleando. De E. Uzal y Verón; tema alegre, especie de autorretrato de un paisano entre zocarrón y altanero, que pide un "barato" y canta.
El automóvil. De Evaristo Barrios, chispeante apreciación que un hombre de campo hace del epónimo, con una gracia intencionada pero no grotesca, y que nos acerca un instante al imborrable recuerdo de Estanislao del Campo.
LAS HUELLAS
Dos Huellas ha elegido ALBERTO MERLO en esta ocasión:
Soy de Arbolito. de Abel Giménez, un canto al pago natal y Pa' Dolores del mismo ALBERTO MERLO con el autor
de esta nota, cuyo tema e íntimo deseo los forman un viaje en galera y la esperanza de que no se pierdan en el olvido las cosas que hacían a ese tipo de viaje.
LOS TRIUNFOS
De Miguel Brascó: La Vuelta de Obligado, agua fuerte histórica que narra la batalla del nombre entre la Armada Aliada y las fuerzas al mando del General Mansilla.
De nuevo MERLO se acoyara conmigo en la producción con el Triunfo El Rincón de López, también como el primer evocativo, sino de un hecho, de un sistema de vida, en una de las estancias más viejas de la Provincia de Buenos Aires que allá por el año 1750 se dedicaba "a la vaquería, y en oportunidades frenaba el avance de los salvajes, haciéndose fuerte en las costas del gaucho río Salado.
De Mario Arnedo Gallo, una de sus inclusiones, por así decirlo extra-santiagueñas, es El Triunfo de los Varones.
LAS CIFRAS
Del Charrúa (Gualberto Márquez) con música de René Ruiz, se alza un Galpón de Estancia, custodiando un pedazo de historia campera con su estiba de costumbres, y que por lo que me han contado mis mayores, no sería difícil que hubiera sido el de la estancia de Fernández de Cieza, en el Partido de Marcos Paz, donde él supo ser mayordomo por el año 1920.
Sin ser exactamente una cifra, pero con el ritmo y rasgueo de tal, MERLO hace un relato de Mi ahijadito el Regalón, tema festivo de Evaristo Barrios.
ESTILO
Uno solo, pero para muestra basta un botón. Poncho Castaño se llama, y sintetizando, es la historia que de un poncho hace su dueño y su entrega como regalo de despedida a una mujer, dando la impresión que más que el poncho, le entrega el alma. Pertenece a J. Rial.
ALBERTO MERLO
Hombre de campo; fundamentalmente las dos cosas. Dentro del canto, bagual sin tropa. Canta lo que le gusta. Y lo que le gusta es por que lo siente; lo comprende y lo lleva dentro de sí, indestructiblemente, como su infancia en el campo. Su canto está consustanciado con su enfoque de la vida, por eso es auténtico. Sereno de aspecto y procederes, sin extravagancias innecesarias ni búsqueda afanosa de llamar la atención. Canta por que para eso vino él al mundo, sin la meta mezquina del aplauso o el dinero; por que el canto está en él, íntimamente ligado, como la sangre a la herida o la luz a la idea.
En este disco vuelve a recorrer el camino del compositor con un Triunfo y una Huella, y en ambos casos los cánones tradicionales son respetados estrictamente, y el clima musical es sureño, inneglablemente sureño, con la simpleza no exenta de altivez, pero sí de balandronadas, que constituye la médula y el nervio del hombre del sur que no necesita llevar una cruz en el pecho porque la tiene en el cielo.
Carátula: Fotos por gentileza de la Delegación de la PromociÓn del Turismo de la Pcia. de Buenos Aires.
Alberto Merlo
SEMBLANZA SUREÑA Volumen 2
Odeón LDB-84
01. CACHIRLEANDO - Milonga - A. M. Berón, E. Uzal
02. RINCON DE LOPEZ - Triunfo - A. Merlo, O. Andino
03. SOY DE ARBOLITO - Huella - V. A. Giménez
04. EL AUTOMOVIL - Relato Gaucho - E. Barrios
05. PONCHO CASTAÑO - Estilo - José Rial
06. EL TRIUNFO DE LOS VARONES - Triunfo - Mario Arnedo Gallo
07. MI AHIJADITO EL REGALON - Relato - E. Gómez
08. LA VUELTA DE OBLIGADO - Triunfo - A. Merlo, M. Brascó
09. MILONGA DEL PEON DE CAMPO - Milonga Campera - J. Razzano y Atahualpa Yupanqui
10. GALPON DE ESTANCIA - Cifra - C. Montbrun Ocampo y Charrúa
11. PA' DOLORES - Huella - A. Merlo, O. Andino Alvarez
12. DEL PASAO - Milonga - G. Luna
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* Yo me permito disentir con esa denominación siendo más correcta la que después menciona, "surero" para lo pampeano, pues era el sur en épocas de la conquista, y reservando "sureño" para el más amplio concepto del país actual, donde se incluye a la Patagonia. Y se lo digo yo, que nací SURERO y hoy soy SUREÑO...
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