Don Juan Riera era un panadero de la ciudad de Salta, español y anarquista. Dicen que los anarquistas no creen en nada, sin embargo Juan creía en muchas cosas. Creía en la amistad, creía en la gente, que ya es mucho creer para quién dice no creer.
Manuel José Castilla era un joven poeta de toda Salta y sus alrededores (el mundo). Pero en tiempos de esta historia, trabajaba en un periódico de la ciudad de Salta.
Todos los días, al salir del trabajo, Manuel iba al trabajo de don Juan a comprarle su pan calliente, para llevar a su casa.
Varias veces iban a visitar a don Juan panadero, Castilla y sus amigos. A asar un cuchicito en el horno panaderil y apurar un vino lento y entrador y a cantar algunas coplas.
Tanto ceía en la gente don Juan, que de noche dejaba la puerta abierta de su comercio, para que los pobres tengan un lugar caliente donde dormir su invierno, al calor del horno que nunca se enfriaba. Nunca le faltó nada a don Juan. Porque ofrecía cariño y amistad.
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Un día, Manuel José no pasó por la panadería, al otro tampoco. Pasaron varios días y don Juan empezó a impacientarse y averiguó el por qué de la ausencia del amigo.
"A Manuel lo echaron del trabajo" dijo alguien por ahí.
Al otro día se apareció don Juan por la casa del barbudo, con su pan caliente y su mano grande de amigo.
No le fató nunca el pan en la mesa a Manuel desde entonces. El pan y algún vino, o una lata de sardinas o la charla fraternal de don Juan.
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Consiguió trabajo, al cabo, Manuel Castilla y cuando cobró su primer sueldo fue a saldar su deuda. "Usted no me debe nada" le respondió Riera, "Lo hice por unamigo, como lo hubiese hecho Usted"
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Por eso Manuel José Castilla le escribió estos versos y Gustavo "Cuchi" Leguizamón le puso música de zamba.
Con el permiso de Uds. aquí va la zamba, para escucharla.
Todos los días, al salir del trabajo, Manuel iba al trabajo de don Juan a comprarle su pan calliente, para llevar a su casa.
Varias veces iban a visitar a don Juan panadero, Castilla y sus amigos. A asar un cuchicito en el horno panaderil y apurar un vino lento y entrador y a cantar algunas coplas.
Tanto ceía en la gente don Juan, que de noche dejaba la puerta abierta de su comercio, para que los pobres tengan un lugar caliente donde dormir su invierno, al calor del horno que nunca se enfriaba. Nunca le faltó nada a don Juan. Porque ofrecía cariño y amistad.
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Un día, Manuel José no pasó por la panadería, al otro tampoco. Pasaron varios días y don Juan empezó a impacientarse y averiguó el por qué de la ausencia del amigo.
"A Manuel lo echaron del trabajo" dijo alguien por ahí.
Al otro día se apareció don Juan por la casa del barbudo, con su pan caliente y su mano grande de amigo.
No le fató nunca el pan en la mesa a Manuel desde entonces. El pan y algún vino, o una lata de sardinas o la charla fraternal de don Juan.
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Consiguió trabajo, al cabo, Manuel Castilla y cuando cobró su primer sueldo fue a saldar su deuda. "Usted no me debe nada" le respondió Riera, "Lo hice por unamigo, como lo hubiese hecho Usted"
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Por eso Manuel José Castilla le escribió estos versos y Gustavo "Cuchi" Leguizamón le puso música de zamba.
Con el permiso de Uds. aquí va la zamba, para escucharla.
1 comentario:
HOLA, GRACIAS POR COMPARTIR ESTA HISTORIA, DONDE ENCUENTRO MAS MATERIAL COMO ESTE, DE OTRAS LETRAS? ABRAZO
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