sábado, 31 de agosto de 2024

Juan Cedrón, Héctor Alterio - LA CRENCHA ENGRASADA

 

Juan Cedrón, Héctor Alterio
LA CRENCHA ENGRASADA 
CARLOS DE LA PUA

De pronto -o quizá deliberadamente- decidió evadirse de Carlos Raúl Muñoz del Solar para radicarse en Carlos de la Púa. Y hoy, gracias a Carlos de la Púa, recordamos que hubo una vez un señor Carlos Muñoz que firmó alguna noveleja y otras páginas olvidadas. Cuando declinó su nombre solariego, el Malevo asumió, con el agudo agnomento, el lenguaje del Buenos Aires nochero que dio en transitar, "bichicome del centro" -porque, al fin y al cabo, es en el centro donde recala y se acendra el suburbio- sin esquivarle el bulto al malandrinaje; a la gente de carpeta y de bufoso, buena gente en el fondo, aunque a veces tuviera el tic del homicidio. La infancia de rayuela y de billarda, de atorranta pelota de potrero y de afile precoz, vivida en el Once -nates de que Irurtia lo aderezara para misas de cuerpo presente- maduró, al fin, junto al tábano de "Crítica", a la vera de don Natalio, cuando el Poroto y el Tito eran dos pendejos cajetillas. Tal vez de su amistad con El Diente; tal vez del roce de sus codos estañeros con Borges, con Olivari, con los dos Tuñón, nació, al fin, el poeta reo, el más alto poeta reo de Buenos Aires, en una época en que el lunfardo presumía copiosamente su lirismo en la bonhomía sobradora del negro Celedonio y en el anarquismo más tristón que rebelde del rengo Dante A. Linyera (un poco antes de que Discepolín se amargara con música de tango, pero bastante después que Pascual Contursi demostrara sin vueltas la validez literaria del lunfardo). Al Malevo la noche se le hizo versos, y se la apropió, y le puso su firma, y la guardó enterita en su libro, poblada de minas ariscas y de pebetas querendonas, de sujetos con los fueyes averiados por la inclemencia de la Tierra, de turros pijindrines capaces de hacerle un cuento a Perrault, de vivillos de grupo y de vivos de veras; la guardó para escándalo de tirifilos y para escarmiento de iracundos al cuete. Y nos la dejó para siempre, tal como era antes de que don Mariano la refundara y la refundiera; antes de que la violara el neón y la ultrajara el mercurio (el de las lámparas; que el otro fue su escolta y su galeno); antes de que los intelectuales desplazaran de ella a los poetas. Nos la dejó intacta en "La Crencha Engrasada", que es el documento de una época y de un lenguaje; que es una saga de Buenos Aires; que es como un tango cíclico y sin música; que es, ante todo, el testimonio de un corazón porteño.
San Isidro, febrero de 1967.

JOSE GOBELLO.


Poemas de Carlos De La Púa por Héctor Alterio - Juan Cedrón
LA CRENCHA ENGRASADA
DP 5007

01. SOR BACANA 
02. CITRÖEN PACKARD
03. BATIDOR 
04. EL VAGO AMARGURA
05. AMASIJO HABITUAL
06. EL ENTRERRIANO 
07. LINEA 9 
08. LOS BUEYES
09. QUINIELA
10. LA ENGRUPIDA

Voz: HÉCTOR ALTERIO de "Nuevo Teatro" 
Guitarra y canto: JUAN CEDRÓN
Violín: MIGUEL PRAINO 
Bandoneón: CÉSAR STROSCIO

PORTADA: original de Pino Pratolongo
OMICRÓN PRODUCCIONES
DUPUY-DEL PRIORE

NOTA DE LOS EDITORES: El tema titulado "Batidor" no aparece en la edición original de "La Crencha Engrasada", sino en una poco seria reedición posterior. Como curiosidad lo hemos incluido, aunque creemos que se trata de la letra del tango homónimo, de Marino y Dela Cruz, y dedicado a Enrique González Tuñón.


Aporte de Alberto Orozco


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