La procedencia europea de la música popular argentina es cosa comprobada por la musicografía. A poco que se ahonda bajo su actual apariencia coreográfica o se retrocede a lo largo de su historia, no es difícil remontarse hasta el precedente europeo -con preferencia español- que sirvió de punto de partida a la aclimatación. En rigor, conforme lo ha sostenido con documentado acierto Bartolomé Gutiérrez un notable estudioso del tema folklórico, los indias pampas, pobladores iniciales de las grandes planicies que hoy constituyen la parte más característica del actual territorioargentino, desaparecieron -empujados por la civilización- sin dejar otro rastro de su paso que el "ché" de los argentinos, y ese diseño similar a las grecas que hasta hoy suelen ostentar los ponchos que por esa denominamos aún "pampas".Aceptado pues que a despecho de su origen foráneo, nuestras danzas -y el esquema rítmicomelódico que ilustran plásticamente- pueden y deben ser consideradas productos artísticos netamente americanos, podremos posar a la segundapremisa, que es la extraordinaria riqueza del acervo folklórico resultante, incluyendo en el cuadro las corrientes que llegaron asimismo del Pacifico y -sobre todo- del Altiplano, de donde vinieron por cierto algunos ingredientes esta vez de neta procedencia indígena.El actual renacimiento de esa música popular argentina de raíz folklórico, es consecuencia de muy diversos y caracterizados aportes. En distinto grado vinieron contribuyendo a él los cultores intuitivos y los primeros recopiladores; los auténticos investigodores-recopiladores de gran preparación técnica, y esa generación de intérpretes que se desprendió de la enorme expansión de las fuentes informativas.Ante la magnitud física y la siempre renovada originalidad de esa obra creadora, es preciso admitir que nuestra música puede depositar con la mayor confianza en Waldo de los Ríos sus esperanzas en un futuro mejor. Si hay alguien de quien pueda esperarse esa obra de formato ambicioso y aspiración levantada que complete en la esfera de la música culta esa transubstanciación por tanto tiempo perseguida y esperado, ese alguien es, sin duda Waldo de los Ríos. . . .El contenido de este Disco implica en cierto modo una suerte de mirada retrospectiva antes de tender las alas en el esfuerzo final por alcanzar esa cima que hasta la llegada de Waldo de los Ríos pareciera de tal modo inaccesible. Lo constituye una seleccíón de composiciones de raíz folklórica, originales del pianista director o recopiladas por él.
son más originales los rasgos armónicos."Viva Jujuy!" es un bailecito popular, recogido hace años por Rafael Rossi. La orquestación imita diestramente la sonoridad del clásico charango con su agudísimo pizzicato.La provincia de SALTA es la que está a nuestro juicio más admirablemente representada desde el punto de vista musical.
La baguala es una de las expresiones más curiosas y personales de nuestro cancionero, con su invariable estructura melódica a base de tres notas equivalentes a las de un acorde perfecto mayor, cuyo monótono desplazamiento subraya consistentemente la caja "chayero". Esta peculiar variante de la vidala es la que suministró a Waldo de los Ríos el riquísimo material empleado en esta secuencia, integrada por cuatro bagualas cuyo respectivo tema es sucesivamente tratado por la cuerda divisi, la madera, el piccolo, y finalmente el piano."A San Juan" es una canción cuyana de Hilda Rufino ("La Cuyanita"). El intérprete ha innovado el esquema agregando una introducción rítmica de cierta extensión; el tema es presentado luego en el peculiar timbre del corno inglés, y vale la pena saborear el originalísimo efecto de la progresión descendente que complementa la textura, y en la que interviene otro característico instrumento: el glockenspiel."San Luis 1960" es una muy reciente composición de Waldo de los Ríos. Es un gato tratado con máxima ortodoxia y prominente intervención del piano solista y la cuerda acompañante."Mi Rosa y Mendoza" es una tonada mendocina compuesta asimismo por el intérprete-director-arreglador. También en este caso tiende a la sencillez la disposición del ésquema instrumental, confiado con preferencia a la cuerda. Mas nodebe pasarse por alto al oír esta banda el curioso -e increíble- efecto de cascabeles logrado por el orquestador con meros armónicos de los violines. Un chamamé asume con incontrovertible lógica la representación de la provincia de CORRIENTES: "¡Ah, mi Corrientes porá!" de Eladio Martínez. Obsérvese cómo la guitarra introduce el ritmo, mientras el bandoneón -eficaz sustituto del acordeón- se hace cargo del tema. También el arpa indígena cumple aquí destacada labor."Noches de Catamarca" es, como "Nostalgias Santiagueñas" y "Bajo los cielos de Tucumán", otro "clásico" del folklore.
En esta zamba, Waldo recurre de nuevo con depurado gusto y máxima oportunidad a la cuerda divisi; bombo y guitarra subrayan el ritmo con castizo efecto, y la trompa se encarga inesperadamente del tema con evocadora sensación de poética lejanía.La "Jota Cordobesa" es una página popular -recogida por Marcos López- cuyo título revela sin el menor disimulo la hispana procedencia. El par de trompas y el grupo del ritmo se hacen notar en la introducción, en tanto que el tema es confiado con adorable buen humor al par de clarinetes, en tanto que la recapitulación final es a toda orquesta. El conjunto abunda por cierto en audacias armónicas. Sigue una nueva zamba, de Marta de los Ríos ahora, "Bajo los cielos de Tucumán". También aquí resulta muy atractiva la disposición instrumental. Una vez ejecutada por el piano la breve introducción, el mismo solista presenta el temacon las trompas en el más genuino estilo popular. Un laúd se hace escuchar con picante efecto en la introducción a la segunda parte, donde el orquestador alude ingeniosamente en la textura al tema de una de sus más inspiradas composiciones: La tristeza y el mar ."Lagartija Riojana" es una cueca -de Waldo de los Ríos, también- ingeniosamente tratada a modo de "tema con variaciones". El piano, que desempeñó importante rol en toda la primera parte, se hace notar también en el "moto perpetuo" que es el rasgo más prominente de la segunda.A una cuarta zamba le es atribuído en seguida la tácita representación musical de la provincia aludida en el título: "Rosario de Santa Fe", de Agustín Irusta. Distingue a la introducción -cuyo instrumentario incluye también el vibráfono- una llamativa indecisión tonal. Luego será la flauta el instrumento utilizado con el más sorprendente efecto en la zona más grave de su tesitura y sobre un característico pizzicato, en tanto que el ritmo de zamba irrumpirá en el momento menos esperado con gran alivio de la tensión general.Esta banda contiene, sin duda, algunas de las pruebas más convincentes del maduro talento de orquestador de Waldo de los Ríos, que tanto abundan en las catorce bandas de este memorable "Concierto de las Catorce Provincias", que cierra con brillante y saludable efecto la polka de Waldo titulada "Entrerriana", que constituye otra grata evocación de substancioso -e indefinible- sabor local.
CONCIERTO DE LAS 14 PROVINCIAS
1 comentario:
FELICIDADES!! EXCELENTE COMPILACIÓN
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